La importancia del manejo ético para alcanzar propósito
compartido en las relaciones públicas
Las relaciones públicas son fundamentales para la comunicación efectiva entre organizaciones y sus
públicos. Sin embargo, lograr un propósito compartido exige algo más que buenas intenciones.
Requiere, entre otras cosas, de un manejo ético en todos los procesos involucrados. La ética se
convierte en la base sobre la cual se construyen relaciones auténticas y duraderas, y es crucial para
cultivar la confianza necesaria para que las organizaciones y sus públicos trabajen juntos hacia
objetivos comunes.
El propósito compartido implica una alineación entre los valores de una organización y las expectativas
de su audiencia. Para que esta sincronización sea efectiva, las empresas deben demostrar un
compromiso genuino en cada paso de su comunicación. Esto significa que deben actuar con
transparencia, sinceridad y responsabilidad, proporcionando información precisa y siendo conscientes
del impacto de sus acciones en sus comunidades y en el medio ambiente.
Cuando las organizaciones implementan un manejo ético en sus relaciones públicas, generan un
vínculo emocional más fuerte con sus públicos. La sinceridad en el mensaje y el reconocimiento del
valor de las opiniones de los grupos de interés crean un sentido de pertenencia. Por ejemplo, si una
empresa se dedica a la sostenibilidad y su público también valora la protección ambiental, la
coherencia en sus prácticas fortalecerá esta conexión, resultando en una colaboración más efectiva
para alcanzar metas comunes.
Por otro lado, la falta de principios puede frustrar cualquier intento de establecer un propósito
compartido. Las prácticas engañosas, como la manipulación de información o la falta de transparencia,
pueden erosionar la confianza y destruir cualquier lazo que se haya formado. En un entorno donde la
información se difunde rápidamente, un solo desliz puede convertirse en una crisis reputacional que
afecte no solo a la organización implicada, sino también a toda la comunidad que la rodea.
La colaboración impulsada por un propósito compartido se ve potenciada por un manejo ético
integral. Cuando los públicos sienten que sus voces son valoradas y consideradas, están más inclinados
a participar en el desarrollo y la evolución de la marca. Este enfoque colaborativo puede dar lugar a
soluciones innovadoras que verdaderamente se alineen con las necesidades del público en cuestión,
así como a una mejora continua de las estrategias de comunicación, adaptándose a un mercado en
constante cambio.
Sin lugar a dudas, el logro de un propósito compartido en relaciones públicas depende en gran medida
de un impecable manejo apegado a las buenas prácticas en todos los procesos. La ética no solo actúa
como un protector contra posibles crisis, sino que también crea un ambiente de confianza y
colaboración. Cuando las organizaciones adoptan buenas prácticas y se comprometen a un propósito
claro, pueden unir fuerzas con sus públicos para construir un futuro mejor. Esto no solo beneficia a las
empresas en términos de éxito comercial, sino que también contribuye a un impacto positivo en la
sociedad, promoviendo relaciones genuinas donde todos se sienten valorados y escuchados.
Heidi Matos Almánzar
Directora general
Mix Comunicaciones
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